
Proceso de elaboración de la mermelada.
- Lavar los tomates, quitarles las partes feas y trocearlos. No hace falta pelarlos, la piel se separa fácilmente cuando trituremos la pulpa. Pueden quitarse también las semillas, según la textura que quiera obtenerse, en este caso las dejo.
- Poner los tomates troceados en una olla, no hace falta añadir agua. Se cuece a fuego medio al principio y luego a fuego lento; removiendo para que no se pegue al fondo de la olla. Cuando empieza a salpicar a borbotones debemos retirarlo (una media hora).
- Se pasa por un pasapuré o por batidora, según la textura que queramos obtener. El pasapuré deja la pulpa más grumosa; con el pasapuré, además, separamos los trozos de piel que no se hayan deshecho.
- Pesamos la pulpa de tomate resultante.
- Lo ponemos otra vez en el fuego, añadiendo azúcar en una cantidad que será entre la tercera parte y la mitad en peso de la pulpa de tomate. Se remueve bien.
- Añadimos el zumo de un limón, que actúa como cristalizador de la mermelada.
- Removemos a fuego lento hasta conseguir la textura deseada (entre 20 y 30 minutos).
- Para mantenerlo en buen estado durante meses se puede hacer el vacío calentando los tarros al baño maría; otra opción es llenar los botes hasta el borde, cerrar bien la tapa y ponerlo durante unos segundos boca abajo, así también se conserva al vacío.
Ha salido una mermelada riquísima.